viernes, 17 de diciembre de 2010

Interrail 2: Viena

Al fin. Llega con mucho retraso. Pero llega. Hace ya…casi dos meses que llegamos a Viena en este viaje de interrail, y un mes el que llevo sin actualizar el blog. Al menos es por una buena razón, y es que llevamos unas semanas de muerte en la universidad que no nos da tiempo a nada. Espero en estos días de vacaciones ponerme al día con tanta historieta…

De Viena ya no se que contaros. Y lo que pasa es que ya ni me acuerdo, y también que no fue la ciudad en la que pasamos más tiempo, ni en la que hicimos más cosas. Esta ciudad bañada por las aguas del Danubio, transmite la apariencia de ser la más moderna de las tres que visitaríamos. Aunque su historia contiene datos desde finales de la Alta Edad Media, basta darse cuatro paseos para darse cuenta que su desarrollo fue principalmente en la Edad Moderna. Atrás quedan los castillos, muros, torres y caballeros de las calles de Praga. Ahora toca ver óperas, teatros, palacios y demás edificios que hacen de Viena una bonita ciudad, pero para mi gusto, no tan pintoresca como Praga -todas las fotos aquí-

                                                        La Albertina: Colección de impresiones y dibujos

Todo está relacionado con la cultura que abrumó a Viena en los últimos dos cientos años, en aspectos como la música y la pintura.  Hace 103 años Hitler fue rechazado por dos veces por no cumplir los requisitos de un futuro pintor en la Academia de Bellas Artes. A escasos metros, justo enfrente del edificio de La Albertina, encontramos la Ópera Estatal -edificio que queda a la derecha en la siguiente foto-



Otro edificio musical es el Musikverein de Viena, que es famosa por su acústica, lo cual la hace situarse entre las tres mejores salas del mundo en lo que respecta a la sonoridad.


Como museos, podemos encontrar el enorme Museo de Historia Natural de Viena, donde se exponen desde dinosaurios hasta un topacio de 117 kg, pasando por las joyas que María Teresa I de Austria regaló a su marido (no se que tiene que ver esto con la historia natural, tendría mucho vello la mujer).







Llegamos a Viena al mediodía-tarde, y muertos de hambre, por lo que la tarea fue sencilla y rápida: buscar un McDonald. A continuación sacar un bono de metro para 2 días y ver el centro de la ciudad. Como se nos hizo tardecillo  la mayoría de las fotos están tomadas de noche, y a mi parecer es cuando más bonita esta la ciudad, pues todos los monumentos estás perfectamente iluminados.




 Esta es la iglesia de San Carlos Borromeo, iglesia levantada en el siglo XVIII por la iglesia y financiada con dinero forzosamente prestado por los judíos en honor a un arzobispo que acabó con la peste dos siglos atrás. Tan democrática como siempre…pero muy bonita.


Al día siguiente, ya con la luz natural del sol, damos otra vuelta por casi la misma zona que el día anterior, aunque viendo los monumentos que quedaban justo al lado de los ya vistos. Y es que la cantidad es tan grande que no puedes permitirte pararte en todos con tan poco tiempo. Sorprende ver como en pleno centro se pueden ver parques tan grandes, y no tan cerca pero sí en la ciudad, palacios con jardines enormes




También queda tiempo para la diversión de un grupo de niños encerrados en cuerpos de jóvenes. La posibilidad de pasar por un parque de atracciones y no montarse en nada no es contemplada


¡Y mucho menos lo es la de visitar el estadio donde hicimos historia! ¿Qué está cerrado? ¿Y qué? Somos representantes de la federación española de futbol Erasmus y este estadio es nuestro.


En nuestro intento de colarnos, entré en la zona del estadio que creo estaba reservada para algún club de atletismo. Allí le pregunté a un hombre jovencillo que como podíamos entrar, pero me contestó que no era de Viena, sino de Innsbruck. Salía de cambiarse para ir a correr y me di cuenta al instante que era triatleta. Las gomas elásticas en las zapatillas, un maillot de btt utilizado para correr y demás material que me resultaba familiar le delataron. Le pregunté que si era triatleta, y asombrado me contestó que sí. Yo le dije que le reconocí por la ropa y que yo también lo era. De repente pasamos de ser desconocidos a tener un agradable parentesco entre nosotros. Tras charlar un rato, casi consiguió que nos dejaran entrar al estadio. Pero no puedo ser, así que tiramos un poco de picaresca y buscamos una puerta mal cerrada...


Y si nos echan, pues hacemos el tonto fuera, que nos lo pasamos igual de bien


Ya solo quedan otras poquitas de horas hasta llegar a Budapest. Si las dos ciudades anteriores eran ya desconocidas para nosotros, qué decir de la capital Húngara. Sería difícil que pudiera hacer sombra a alguna de las dos ya visitadas, pero la doble ciudad de Buda y Pest, aguas abajo del Danubio, tiene mucho que decir.